domingo, 10 de diciembre de 2017

El tunel de Ernesto Sabato

Termino el libro y te observo. Dormido, en una especie de umbral resonante de ronquidos y desvaríos, tu pecho sube y baja, despacio, inquebrantable. Tu rostro, apacible y dulce, sin gestos, sin miedos, me produce una sensación de completa llenura, llenura de alma, de mente, de sentimientos buenos y justos. Mi mano se desploma en tu mandíbula y busco suavemente las palpitaciones que me recuerdan que estas vivo, respondo con caricias. Tu barba se va desdibujando por tus mejillas hasta llegar a tus ojos, cerrados y tenues, la facilidad con la que transmites todo sin nada, me perturba, me preocupo por mi misma. ¿Será que estoy embaucada en el amor? Y uso esa palabra porque no se me ocurre otra. No se como describir sentir tu presencia a mi lado, no lo descifro. 
Te cuento y recuento los lunares, como estrellas despilfarradas en tu piel y armo diferentes constelaciones...que infinito eres cuando te miro. Como un mar sin brújula ni remo, como la sistemática manía de seguir viviendo. Mueves tu mano y encuentro tus dedos. Presionas los míos. Como si instintivamente supieras que te estoy observando. Tengo un nudo en la garganta; sensación de rutina después de terminar un libro, muero un poco cada vez que llega a su fin, o adquiero el peso y la cruz de esa historia. Pero esta en particular me mostró resistencia. Normalmente, quiero alargar la llegada a la última hoja, esta vez, me desesperé vehementemente en llegar al final. El compás de tu respiración dormida fue una buena compañía y sentir una especie de empatía, un puente necesario entre el personaje y tú, también. Me lo dijiste, lo se, tú también tuviste tu túnel, pero ahí echado a mi lado, me revelaste tu pena en un libro ajeno, en un autor que no eras tú. Mi pecho se siente sombrío y nocturno. Te veo nuevamente y tu boca hace un movimiento afable. Trago saliva y me encuentro recordando tu voz y tus gestos. Me enamoré de tus gestos, en especial cuando son explosivos y espontáneos, fuertes y decididos, sin pensarlo dos veces, tan transparentes, como tú. 
Hasta dormido veo tu alma. Como reposa entre el dolor del pasado y el anhelo, como un niño embestido por la realidad de crecer; inocente y sin excusas...
Me envuelvo y me abrigo con tu cuerpo, mío de esquina a esquina, tus brazos-prisión del cautivo que jamás quiere huir- me toman con toda la naturalidad del mundo, como si lo hubieses hecho durante mil años y entiendo por un momento muy breve, la verdad de este mundo, porque comparto tus sueños, me hundo completamente en tu visión y todo tiene sentido. 
Me guardo como la luna, despidiéndose de su eco en una ciudad oscura, nada más importa. Estas tú, infinito, apacible y permanente.

jueves, 30 de noviembre de 2017

¿Cómo te digo que te amo?

Mientras el cielo cae
y el viento llama,
la razón es esquiva,
el vicio insistente.
Amar es territorio extraño
y mi boca, insípida de años
-sin besos turbios,
con besos vanos-
busca impaciente apuñalarte
con cinco letras afiladas
el pecho
el alma.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Espero la horca como es mi destino
rasgando la tierra muerta
suplicando no haya espera
y que sea largo, largo el camino
sin razones ni desvíos,
como el amor de re venta
como el silencio esclavo...
Y mi pecho al final se abre
de querer sin inquietud
de querer lo indebido.
Grande es el placer
de un amor tan intenso
grande el castigo...
y el perro que espera mi retorno
y la almohada siempre vacía...
pero en tus brazos
en tu vida
espero mi muerte
sin miedo
sin arrepentimiento.

martes, 14 de noviembre de 2017


Cuando entenderé que la guerra esta perdida
y que mis dedos, mi mente, mi lápiz han muerto en batalla,
en un infierno de luces
con francotiradores de invierno
en capas de mago,
con arena en el pulmón
y en las uñas.
Debo hacer duelo, darme por vencida
entender el recurrente odio a amanecer,
a poner mis pies en las baldosas frías
y darle sepultura a un talento podrido
que durmió conmigo mas noches de las debidas.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Tengo la sensación de querer entregarte todo,
mañanas,
opiniones,
besos,
descansos,
risas,
espacios,
letras,
sexo,
rimas,
abrazos,
noches.
La sensación indudable y enigmatica
de encontrar en la colección de momentos
todas las razones para quererte.

Pensamiento

Pasa el tiempo y las palabras adquieren un renovado valor y peso.
Los te quiero, los te amo, los te extraño del pasado suenan a ecos, cortos y lejanos, como si hoy no bastaran.
La distancia también es diferente. Es desgarradora, insoportable.

Aprendí el significado mas puro del amor y el deseo.
Aprendí a abrazar. Siempre pensé que no sabía como hacerlo, pero abrazarte es natural, lógico y necesario.

He aprendido tanto y entendí que no había amado antes. Que fue ilusión, desvarío, querer. Amor no.

Todas las palabras que hoy digo, tienen un valor diferente y su significado es más puro, como querer levantarme cada día y ver tu sonrisa, sentir tu beso, tu caricia... la palabra felicidad tiene tu esencia.

domingo, 29 de octubre de 2017

Poema del 24 de sept del 2011

Maldito engranaje del tiempo,
robándome los pasos fríos
como una mosca frisándose las patas,
vengándose de mi inocencia,
de la ausencia de mi alma.

Maldito engranaje del tiempo,
que el aceite cortado de tus ojos
no manche mis dedos 
y las polillas de tu aire
no incuben en mi mirada.

Maldito engranaje del tiempo,
maldita emisión que reflejas
malditos los puntos que no veo
y el contraluz de mi ceguera
es tu risa roja y fiera.

sábado, 28 de octubre de 2017

Te amo

Y sin embargo,
a media noche
en mi cabeza
renace la duda
renace la ausencia
y aunque me encuentre
con la mente derrumbada
se me escapa
una razón;
tu inmensa existencia
tus caricias
tu andar,
a menudo
me detengo a observarte
y a escucharte
con mucha atención
y es tan fácil
amarte
y es sencillo
entregarme
tus brazos son refugio
y tu voz la compañera
de cada noche en vela
de los días agitados
de las tardes sin perdón.

jueves, 26 de octubre de 2017

Suponiendo

Suponiendo que pienso en ti,
que te entrego mis horas
agobiadas con tu recuerdo
usurpándome tiempo valioso
espacios inmensos de geniales ideas,
de propuestas a mi misma,
supongamos que es así,
y me vendes esperanzas
sueños y recursos
de papel e incienso 
de restos e invasiones.
Solo suponiendo que aún te espero,
y que en tu sombra vive mi luz,
apagada, siempre apagada
aguardando la hora
de saber de ti.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Inmensa soledad
color verde sombra
sombra de planta muerta
y escombros de un corazón
que roto sobrevive
sin sucursal para el alma,
sin pedazos de tierra
sin finales felices.

martes, 26 de septiembre de 2017

Hubiese querido conocerte hace mucho tiempo atrás. Cuando no cargabas en tu espalda tantas heridas y tantos deshechos. Cuando aún, ni tú ni yo teníamos miedo al futuro y a la suposiciones... y las mentes retorcidas eran graciosas/amigas y no un volcán furioso esperando explotar en tu cara.

Mi alma es un refrán viejo que casi no sirve, me repito. Me recuerda a los espacios donde me encontraba conmigo sentada en el colchón malo en casa de mi papá. Podía escuchar el ruido del mar azotando la arena, o tal vez era mi imaginación reconstruyendo algún momento bonito. A veces quisiera saber que hacías mientras yo estaba ahí. Tantos años atrás. Me gustaría saber si estabas amando, besando, riendo, llorando, o también estabas en la búsqueda consciente de tu inconsciente, esperando obtener respuestas. Me gustaría poder haber visto tu rostro, en cual sea de esas situaciones. Tu sonrisa difuminada por el color de la impresión del pasado, oír tu voz y sentir tus latidos, profundos y distantes. Se que sin conocerte, me hubiese sentido reconfortada. 
No me importa cuantos abrazos o besos hayas dado. Seguro brindaste muchas sensaciones que hoy me toca sentir a mi y curaste muchas heridas ajenas entre tus brazos y labios. Eso me hace sentir bien. Tu bondad es muy física, tu nobleza se siente y no se sueña. Tú mas que nadie, mereces haber hecho bien a tu alrededor.
Me apena no haber existido en tus momentos tristes. En las rabias matutinas de saber que sigues vivo cuando sientes que todo se desmorona. En los instantes que fragmentados son una pesadilla. Cuando perdiste a quien mas amabas. Cuando te rompieron el corazón. 
Supongo que hubiese querido estar contigo en esos momentos, por mi. Para sentirte y quererte, para añorar juntos tiempos mejores, para vernos desnudos y tal cual somos. No lo sé. Solo entiendo que mis innumerables tropiezos y caídas, buenas y malas rachas, me llevaron a ti. De repente en el momento preciso, para salvarnos de la vida sin el otro.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Mi hombre bueno

El hombre bueno traía en sus manos,
dos puños de guerra
uñas de barro,
temple valiente
de lucha diaria,
que lindas esas manos
que crean historias
y rutas de piel
en mi piel.
El hombre bueno traía en sus ojos,
recuerdos borrosos de puentes colgantes,
reflejos de agua y de tierra,
melancolía perdida
de tiempos mejores
y de viejos amores que fueron pasando,
que lindos esos ojos,
que forman caminos de luz
para quien camina con él,
en las noches sin vela.
El hombre bueno traía en su pecho,
un corazón prodigioso,
armadura de acero
sueños de amar sin enojos
pálpitos reclamando vivir,
que lindo ese pecho,
lleno de flores
milagros y soles
siempre dispuesto
a dar o morir.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Cuento a continuar...

Soy de las personas que merecen morir solas. 
Merezco ser encontrado después de varios días, tirado en la cocina del apartamento, con el pantalón cagado y orinado, como todo muerto. 
Hallado por el arrendador, al cual no le importas un carajo y solo se dedicará a renegar por haber perdido a un inquilino que pagaba puntualmente cada 30.

"Eres un fanático de la maldad", me dijo una ex cuando yo tenía diecisiete. No entendí que quería decir con eso y hasta ahora no lo entiendo. Es mas bien una maldición, una manía, algo heredado que detestas. 
Supongo que me lo dijeron tantas veces, que lo comencé a asumir. 

Inició desde muy pequeño, a los ocho, cuando pisé un caracol en el patio de la casa de mi abuela. Su rostro fue de terror, habrá notado algún tipo de satisfacción en mis gestos y me gritó: "Eres malo, Benjamín, es un animalito de Dios"... Ja, "Un animalito de Dios, abuelita. Yo también lo soy. ¿Por qué no le dices eso a papá, a tu hijo, por qué no le dices que no me pegue, que él es malo?" grité lo más fuerte que pude, el viento corría y recuerdo que toda mi saliva me cayó en la cara.

Luego entendí que fue mala idea hablarle a mi abuela mal de su hijo. Su único hijo, que dos meses después de ese acontecimiento murió en un accidente de trabajo. Era el jefe de obreros en una construcción facha. Se resbaló en el décimo piso y cayó hacia el suelo como una sandía. Imagínense una sandía cayendo a tal velocidad. Imaginen como quedó él. 
No sentí ningún tipo de pena, o remordimiento. Sentí gratitud con Dios por primera y única vez en mi vida.
Pero comenzaba otro infierno. Mi abuela me terminó detestando, me alimentaba poco y me gritaba mucho. Sus manos temblorosas y encorvadas se habían acostumbrado a golpear mi cabeza cada que pasaba por su lado, cada que yo reía, o jugaba. Todo de mi le desesperaba y me lo hacía saber cada que podía. Sentí que se vengaba conmigo, como si yo fuese responsable de su mal destino.
Repetía constantemente que si su hijo no hubiese embarazado a la perra de mi madre, no hubiera tenido que trabajar en algo tan peligroso, porque él podía más, él hubiese terminado la universidad.

Imaginé tantas veces la muerte de esa señora. Cuando yo le contaba eso a alguien, se sorprendían y me decían con dureza que debería estar agradecido, que cuando ella se vaya yo quedaría devastado. Pero no fue así. Oh querida abuela que prefirió la integridad de un caracol, que la mía.

jueves, 21 de septiembre de 2017

- Hay que ser bastante tontos para creer algo así, Lourdes.
El clásico inocente que peca de cojudo, ¿así eres tú? Respóndeme, respóndeme.- gritaba mi mamá despertando a toda la cuadra. Ya veía las luces de algunas casas prendiéndose. Que chismosos eran los vecinos, sus ojos te seguían las 24 horas del día.

Le había contado a mi mamá que Enrique me dijo que me amaba. Ella automaticamente pensó que lo que él quería era meterme a la cama. "Como podrías perder tu virginidad con ese huevón, no te entiendo, hija, hasta el idiota de tu padre tenía mejor porte a esa edad". Ay viejita, si supieras que mi virginidad la perdí a los 17, seguro me botabas de la casa a escobazos, como hiciste con papá, aunque él sí lo merecía, es ocioso y borracho, una mala combinación cuando no vienes de una familia rica.

El día que perdí mi virginidad fue el que salía del colegio. Último día de clases, aún si quedara embarazada, iba a ser la primera en mi familia en terminar la secundaria, así que no podían reclamarme mucho. Carlos fue mi enamorado por un año. Me repetía constantemente que todos sus amigos lo habían hecho menos él.
-Ay de ti, ay de ti que hayas dicho que lo hiciste conmigo. ¡Te mato!.- le repetía al menos una vez a la semana. 

Me agarró de la mano y me llevó a la esquina, donde vendían periódico y cigarros. "¿Hoy es, no?" me preguntó ansioso. "Sí" le dije yo. 
Lo habíamos planificado hace mucho tiempo. Era viernes y sus papás trabajaban hasta las 11 de la noche. Le dije a mi madre que por ser último día, iría a casa de Paola a celebrar, "Unas gaseositas mami". 
Me había puesto la mejor ropa interior que tenía, casi nueva y al menos no eran blancas y gritaban nerd, o algo por el estilo.
Entramos a su casa lo mas casuales posible, como ya había dicho antes, los vecinos de barrio son sabandijas e investigadores secretos. Teníamos que pasar lo más desapercibidos posible. Y lo logramos.
Nunca había entrado a su cuarto. Estaba ordenadito y muy limpio. Supuse que lo había hecho con intención. Tenía unos cuantos posters de un equipo de futbol, un televisor viejo, que seguramente no funcionaba y un escritorio de plástico rojo.
-Hagámoslo rápido.-le dije. Me arrepentí después por ser tan directa.
-N-n-o, n-n-o tengas miedo.-Tartamudeó. Me reí, quitándome la blusa, mientras me acercaba a besarlo. 

Bueno, no puedo ser tan específica, no me quiero arriesgar a que Enrique lea esto. Él sabe que mi primera vez fue con Carlos, pero tampoco deseo que sepa todos los detalles.
Volvamos a mi madre.
Estaba eufórica, hasta podía escuchar su corazón latir y su respiración de rinoceronte acelerándose. 

-Mami, él me ama y yo también. No puedes prohibir amarnos, ¿no?.
-¡Yo te he parido! ¡Te prohibo lo que quiera!

La verdad, no se porque le conté. Por un segundo pensé que comprendería.

-¡Bueno, si tanto te jode, entonces lo haré cuando no estés en la casa!

La cagué. Lo dije sin pensar. Ahora sabrá que yo sabía muy bien que ese te amo venía con sexo. Era un trato no hablado, los dos sabíamos y lo aceptábamos.
La cara de mamá se tornó morada. La luz de la lámparilla le caía exactamente al rostro y hacía un reflejo morado en toda la casa, seguro que por la ventana, parecía una discoteca de mal gusto. Yo no supe que hacer, mas que sonreir lo mas tiernamente posible y decirle "Fue una broma, mamita, una broma"

"Times es el tipo de letra de los mediocres", me dijiste ese día.
Y recuerdo muy bien el gesto que hiciste al decirlo, fue como si hubieses esperado mucho para expulsarlo, un vómito de palabras, el exorcismo de un pensamiento. Solo atiné a mirarte y a sonreír a medias. 

Me hablaste de ti, sentado en las escaleras de tu trabajo. Aquel trabajo que odiabas y que hacías para satisfacer estándares imposibles, en una sociedad capitalista hasta el culo -usando tus propias palabras-. 
Dejé mi bicicleta vieja apoyada en la baranda y me senté a tu lado, solo me dediqué a oírte. De tu tío que había ganado un premio de literatura importante, de tu madre que hacía una gran pie de fresa y de tu papá ausente.
Todo fue terriblemente superficial, por mas profundo que pareciera, nunca te referiste al amor, ni a la tristeza, ni a la soledad. Solo me creaste un cuento con personajes lejanos y poco dimensionados, como si fuese la historia de algún famoso que lees en wikipedia. Supe en ese instante todo el vacío que había en ti, aunque tus ojos estuviesen repletos de cada sentimiento que profetizas absurdo y de cada miedo que arrastraste alguna vez.
No me dio pena. Eres una persona común y corriente, llena de todo y de nada al mismo tiempo. Te sentí un poco como yo y me sentí aliviada. No soportaría estar conversando con alguien que no esté algo roto. ¿Cómo un completo cura a un roto? Es imposible. Solo quienes nos sentimos miserables a veces, sabemos como curarnos. 

Ese día estabas muy bien vestido. Nunca te había visto al salir del trabajo. Te veías pulcro, ordenado y muy guapo, aunque siento que eso no me atrajo de ti.
Tomaste mi bicicleta y la montaste. Me repetiste tres veces que mis piernas son cortas y te moviste con dificultad dando vueltas casi en el mismo sitio. Me puse a pensar, quién te habrá enseñado a manejarla. De repente tu tío el escritor, o tu madre después de hacerte un postre.  Me daba pena imaginar que aprendiste de grande y solo, no sabía si fue así, pero lo presentía. 
"¿Por qué no hablas?" me preguntaste aferrado al manubrio con mucha fuerza.
Bajé la mirada, vi tus zapatos. Marrones y bien lustrados. "Me gusta escucharte" respondí. Sonreíste. Y creo que en ese momento me di cuenta lo que me atrajo de ti, todo era muy sencillo y muy claro cada que sonreías. Parecías tan frágil y real. Tan roto e irreparable, emanando una luz que pocos tienen. No me importaba repararte, eso lo sabía bien. Eras perfecto. 
Me acerqué, sentí tu barba en mis dos manos. Moviste tu boca y yo te besé en la frente. 

jueves, 14 de septiembre de 2017

Cántame Estelita

Cántame, con tu voz partida,
ágil sinfonía
impertinente,
que hace llorar hasta al agente
que te multa por amar.
Cántame, Estelita,
junto al árbol que plantó tu corazón,
con tu voz melancólica
en el cielo pálido
que evoca la danza de la luna.
Cántame, julio primero,
con el retorno de la brisa
que acaricia tus pies,
detenida en el tiempo,
flor del aliento
rezo con verdad.

lunes, 21 de agosto de 2017

Gracias por existir
y existir en mis días,
a tomarme del alma
a abatir las manías,
a romper las barreras
por renombrar las tristezas
por regalarme tus besos,
gracias por existir
y tu simple existencia
hace de mi eternidad
la única que quiero
por la unica que espero
por la única que muero.

domingo, 13 de agosto de 2017

Ocurrencias cotidianas

No nací para vivir,
me pesó la vida desde muy joven
me retó el entendimiento al camino,
las sulfatadas lágrimas de Dios
y su inmensa ironía,
que difícil fue contrabandear alegría
y cargarme de luz
cuando siempre he sido un puñado
de desgastada memoria
y un largo y roto destino.