Me siento tan sola que duele,
duele en el pecho a las 6 de la tarde
cuando tu presencia se hacía mía
a mi lado, sin intermitencia,
estaba detenida e infinita, conmigo.
Y esta ausencia que no tiene nombre
no me reconforta
ni me llena de miedo,
me desespera revolcándose
en mi garganta derrotada,
en mi alma cansada,
porque en el tiempo que va,
mis infiernos me han adormecido
irritaron mis adentros
y no me permiten mirarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario