Mi perro, Yoda, es un caso bastante particular, un chihuahua sin estigmas de la raza, sin precedentes e inmensamente único.
Me lo regaló mi mamá y al ir a ver a todas las crías, yo tomé en mis brazos a un pequeño blanquito. Mi primo, sentado en el piso, agarró a Yoda como un paquete y me dijo: Mejor este, ¿no?, está bien, respondí.
Desde el día que llegó a casa fuimos inseparables, él con sus locuras, yo con las mías. Universidad, amigos, libertad por primera vez. Él pasando también sus etapas locas, rompiendo y mordiendo lo que cayera en sus patas.
Crecimos juntos, escondiéndonos de mi mamá (nos prohibió subirlo a la cama... pero fue imposible estar tan atenta), echados en la sala de estar viendo una película, pasándole papitas por debajo de la mesa y paseando de vez en cuando, muy de vez en cuando (lo siento, hijito).
Fue mi mejor compañero cuando me fui del país, supo alimentar con su amor la soledad, la tristeza de la lejanía e incluso fue una gran ayuda cuando me enfermé. Viajar con él en Avianca, fue más sencillo de lo que pensé y claro, fue la sensación del avión, además de ser bonito, se portó como un ángel, tan es así que vino el capitán a verlo y saludarlo, mi hermana Camila y yo, nos sentíamos orgullosas, proud mommas. Lamentablemente, tuve que alejarlo de su otra mamá, mi hermana, ambas supimos que lo mejor era que se viniese conmigo y le agradezco ese hermoso gesto de amor y desprendimiento, sabía bien que lo necesitaría más.
Yodita tiene la capacidad de pegarse a uno como una lapa, de colocar su cuerpo calientito en donde se le haga más cómodo, piernas, espalda, barriga y también a veces levanta mi brazo con su hocico para que lo abrace y durmamos juntos.
Me acompaña a todo lado, cuando era más pequeño, incluso me acompañaba ¡¡al baño!! Le duró unos cuantos años, ahora solo me espera atento y cuando me vuelve a ver, celebra como si no me hubiese visto por horas.
Lo veo y ya me siento feliz, lo siento y percibo todo el amor incondicional. Tengo un perro bueno, noble, dulce, cariñoso y fiel. Lo considero parte de mi, de mi familia, de mi historia. Porque tantas veces me ha salvado... cuando lloro y me siento en el piso, se sienta conmigo, cuando toco guitarra, se echa y coloca su cabezita en mi rodilla tan solo para mirarme, cuando río, mueve su colita al compás de mi risa.
Te amo siempre mi hijito hermoso, mi yodita, mi angelito, mi Jodie Foster, mi bebé.